domingo, 30 de mayo de 2010

Monstruos

A veces cuando nos sentimos oprimidos y vemos que las cosas no nos salen bien, cuando sentimos que lo que decimos no es escuchado o no tiene valor, cuando callamos y no expresamos, cuando sentimos miedo, cuando nos sentimos ahogados y por debajo de la multitud, recordamos nuestros derechos?


Tengo derecho a equivocarme
Tengo derecho a Amar
Tengo derecho a ser libre
Tengo derecho a decir lo que pienso y siento
Tengo derecho a mirar y observar
Tengo derecho a contemplar
Tengo derecho a estudiar
Tengo derecho a crecer
Tengo derecho a escuchar
Tengo derecho a hablar
Tengo derecho a decir NO!
Tengo derecho a decir SI!
Tengo derecho a sentirme mal
Tengo derecho a sonreír
Tengo derecho a gritar
Tengo derecho a cantar
Tengo derecho a ser feliz!
Tengo derecho a sentir la vida dentro de mi pecho
Tengo derecho a levantar los brazos hacia el cielo y sonreír a Dios!


Nuestros derechos pueden no tener limites y muchos son mas importantes que otros para todos, ya que cada uno de nosotros tenemos nuestros propios sentimientos y formas de expresarlos en la vida. Es por esto que los llamo monstruos. No porque sea horrible tener derechos, sino porque muchas veces el miedo interviene cuando recordamos que hay algo que debemos hacer ante una injusticia, por ejemplo, y es entonces cuando nos hacemos daño o hacemos daño a otros. Si por ejemplo vamos a comprar un producto en una tienda, este producto tiene un precio, pero al pagar nos cobran uno mas elevado. Supongamos que esta sea la injusticia de la que me refiero, sabemos que debemos actuar, hay que decirle a esta persona que nos esta cobrando de más! Aquí entran nuestros derechos, y es aquí donde debemos hacerlos respetar. Entonces, tenemos dos opciones, expresamos nuestro desacuerdo con fe o con miedo. Si vamos por el camino de la fe, lo más probable es que quien nos está cobrando de más se de cuenta, se disculpe y nos cobre el precio justo del producto; si esto no pasa, con la misma fe, dejamos el producto en el sitio y nos vamos a otro sitio a comprar sintiendonos bien. En cambio, si actuamos con miedo, no expresaríamos nuestro desacuerdo, sino que entraríamos en un estado de autodefensa, y es en este estado en donde aparece el monstruo porque muy probablemente la persona que nos cobra se cierre ante su error y se autodefienda al igual que nosotros. Al final si compramos o no el producto a cualquiera de los precios, nos vamos de la tienda llenos de ira e inconformidad, porque muy probablemente hasta levantamos la voz hacia la otra persona o viceversa.





Creo que es solo cuestión de recordar que cada moneda tiene por un lado una cara y por el otro un sello, es decir, que a cada situación le podemos dar vuelta en el acto. Cada quien escoge el camino en la vida que le queda cómodo de caminar, ya sea con fe o con miedo aunque a muchos no nos guste, pero es cuestión de libre albedrío. También recordemos que así como nosotros, los demás también tienen sus derechos, y quizás una forma de verlos o de reconocer el por qué de alguna actitud de algunas personas, seria colocarnos en su lugar, tratar de conocerla un poco más para saber de donde viene y a donde va. Al final de todo, vivimos armoniosamente y respetandonos cuando reconocemos que todos tenemos derecho a tener derechos!






Respetemos nuestros derechos y los de los demás por un mundo mejor!


Aryana Ramírez

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