martes, 29 de marzo de 2011

El Colador - Historia de Sabiduría Zen

:::EL COLADOR. Historia de Sabiduría Zen - CAMINOS AL SER:::

Un grupo de devotos invitó a un maestro de meditación a la casa de uno de ellos para que los instruyera. El maestro dijo que debían esforzarse por liberarse de reaccionar en demasía frente a los hechos de la vida diaria, por lograr una actitud de reverencia, y por adquirir la práctica regular de un método de meditación que, a su vez, les explicó en detalle.
El objetivo era darse cuenta de que la vida espiritual debe estar presente en todo. Es estar conscientes de esto no sólo durante el período de meditación, sino constantemente, en lo cotidiano. El proceso es como llenar un colador con agua. El maestro hizo una reverencia ante ellos y partió.
El pequeño grupo se despidió de él y luego uno de ellos se dirigió a los demás, echando chispas de frustración: ¡Lo que nos dijo es como decirnos que nunca podremos lograrlo!
- ¡Llenar un colador con agua! Eso es lo que ocurre, ¿no? Al menos para mí. Escucho un sermón, rezo, leo algún libro sagrado, ayudo a mis vecinos con sus niños y ofrezco el mérito a Dios, o algo por el estilo y después me siento elevado. Mi carácter mejora durante un tiempo... no me siento tan impaciente, ni hago tantos comentarios sobre otras personas. Pero pronto el efecto se disipa y soy el mismo que antes. Es como agua en un colador, por supuesto. Y ahora él nos dice que eso es todo.
Siguieron reflexionando sobre la imagen del colador sin lograr ninguna solución que los satisficiera a todos. Algunos pensaron que el maestro les decía que las personas como ellos en este mundo sólo podían aspirar a una elevación transitoria, otros creyeron que el maestro simplemente les estaba tomando el pelo. Otros pensaron que tal vez se estaría refiriendo a algo en los clásicos que suponía que ellos sabían... buscaron, entonces, referencias sobre un colador en la literatura clásica, sin ningún éxito.
Con el tiempo, el interés de todos se desvaneció, excepto el de una mujer que decidió ir a ver al maestro. El maestro le dio un colador y un tazón, y fueron juntos a una playa cercana. Se pararon sobre una roca rodeados por las olas.
- Muéstrame cómo llenas un colador con agua. -Le dijo el maestro
Ella se inclinó, tomó el colador en una mano y comenzó a llenarlo con el tazón.
El agua apenas llegaba a cubrir la base del colador y luego se filtraba a través de los agujeros.
- Con la práctica espiritual sucede lo mismo -dijo el maestro - Mientras uno permanece de pie en la roca de la personalidad e intenta llenarse con cucharadas de conciencia espiritual. No es ése el modo de llenar un colador con agua, ni nuestra esencia con vida espiritual.
- Entonces, ¿cómo se hace? -preguntó la mujer.
El maestro tomó el colador en sus manos y lo arrojó lejos al mar. El colador flotó unos instantes y después se hundió.
- Ahora está lleno de agua y así permanecerá -dijo el maestro. -Ese es el modo de llenar un colador con agua y es el modo de realizar la práctica espiritual. No se logra vertiendo pequeñas dosis de vida espiritual en la individualidad, sino arrojando la individualidad dentro del mar de la vida espiritual.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Lastimado Psicológicamente. Krishnamurti


"Uno es lastimado psicológicamente por sus padres; después ocurre lo mismo en la escuela, en la universidad, a causa de la comparación, de la competencia, de que se nos diga que uno tiene que ser superior a otros en tal o cual materia, y así sucesivamente. Durante toda la vida existe este constante proceso de ser lastimados. Sabemos esto, y sabemos que todos los seres humanos se hallan profundamente heridos, aunque puedan no ser conscientes de ello y de que, a causa de estas heridas psicológicas, surgen todas las formas de acción neurótica. Todo eso forma parte de la conciencia de cada uno de nosotros; está la parte oculta y la parte que se revela cuando nos damos cuenta de que estamos lastimados. Ahora bien; ¿es posible no quedar lastimados en absoluto? Porque como consecuencia de esas heridas psicológicas, construimos un muro alrededor de nosotros mismos y nos apartamos de nuestra relación con los demás a fin de que no se nos vuelva a lastimar. Y en eso hay temor y un paulatino aislamiento. Nos preguntamos, pues: ¿Es posible no sólo estar libres de las heridas pasadas, sino que jamás pueda herírsenos nuevamente? ‑pero no mediante la insensibilidad, la indiferencia o el completo descuido de nuestras relaciones. Uno debe investigar por qué se siente lastimado, y qué es sentirse lastimado. Estas heridas psicológicas forman parte de la conciencia de cada uno de nosotros, y de ellas emanan diversas acciones neuróticas y contradictorias. Uno está examinando la herida psicológica del mismo modo que examina la creencia. No es algo que está fuera de nosotros, sino que forma parte de nosotros mismos. Entonces, ¿qué es lo que se siente lastimado? Y, ¿es posible no ser lastimados jamás? ¿Es posible que uno sea un ser humano libre, totalmente libre, al que jamás nada pueda herirlo psicológicamente, internamente?
¿Qué es lo que se siente lastimado? Uno dice: “Soy yo el que está lastimado”. ¿Qué es ese ‘yo’? Desde la infancia uno ha construido una imagen de sí mismo. Uno tiene muchas, muchas imágenes; no sólo las imágenes que la gente le da a uno, sino las que uno mismo ha fabricado; como americano ‑ésa es una imagen- o como hindú, o como especialista... Por lo tanto, el ‘yo’ es la imagen que uno ha fabricado de sí mismo como una gran persona o como una persona muy buena, y esta imagen es la que queda lastimada. Uno puede tener de sí mismo la imagen de un gran orador, un escritor, un ser espiritual, un líder. Estas imágenes son la esencia del ‘sí mismo’; cuando uno dice que se siente lastimado, quiere decir que las imágenes están lastimadas. Si uno tiene una imagen de sí mismo, y viene otro y le dice: “ ¡No sea necio!”, uno queda lastimado. La imagen propia que uno ha fabricado de no ser un necio, es el ‘yo’, y esa imagen queda lastimada. Uno carga con esa imagen y con esa herida psicológica por el resto de su vida ‑siempre cuidadoso de que no se le lastime, rechazando cualquier insinuación sobre esta necedad en uno.
Las consecuencias de sentirnos lastimados son muy complejas. A causa de esa herida psicológica, uno puede querer realizarse y llegar a ser esto o aquello para escapar de esa terrible herida; de modo que eso ha de comprenderse.
¿Es, entonces, posible no tener en absoluto imagen alguna de uno mismo? ¿Por qué tiene uno imágenes de sí mismo? Otro puede tener una muy buena apariencia, puede ser brillante, inteligente, perspicaz, y uno desea ser como él; y si no lo es, se siente lastimado. La comparación puede ser uno de los factores que contribuyen a que quedemos psicológicamente lastimados. Entonces, ¿por qué comparamos?
¿Puede uno vivir la vida en el mundo moderno, sin una sola imagen? Quien les habla puede decir que eso es posible. Pero se requiere mucha energía para descubrir si es posible no quedar lastimado jamás y, además de eso, si es posible vivir una vida en la que no haya ni una sola creencia; porque son las creencias las que dividen a los seres humanos y hacen que estos se destruyan unos a otros. ¿Puede uno, pues, vivir sin una sola creencia y no tener jamás una imagen de sí mismo? Ésa es la verdadera libertad."

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Tomado de las notas de Metafísica en su página en Facebook.com